¿Qué guitarra necesito para empezar?

¿Qué guitarra compro para empezar? ¿Qué guitarra se recomienda para un principiante? ¿Cuál es la mejor para iniciarse? Estas y otras muy similares son las típicas preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez. Es lógico, para empezar en el mundo de la guitarra necesitarás… exacto: una guitarra.

En esta entrada me gustaría compartir algunos consejos fruto de mi experiencia, tanto como alumno como profesor. A menudo caemos en tópicos que se alejan completamente de la realidad pero que, sin embargo, nos condicionan enormemente en la búsqueda de nuestra primera guitarra, como si nos estuviéramos jugando el porvenir de nuestra andadura en la música en esta primera elección. Por tanto, si estás leyendo estas líneas en busca de “el Santo Grial de los consejos” lo primero que te diría es que te relajes. Tu primera guitarra será especial, le tendrás un cariño especial, estará contigo toda tu vida, pero tranquilo: ¡llegarán muchas más!

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Tipo de guitarra: ¿clásica, española, acústica o eléctrica?

Ahora sí, entramos directos a una de las cuestiones con más tópicos, leyendas y mitos en la elección de nuestra primera guitarra, ¿qué tipo de guitarra elijo? O como se suele preguntar (mal) habitualmente, ¿cuál es mejor para empezar? Pues, ¡todas y ninguna!

Tengo muy claro qué es lo más importante cuando uno empieza a estudiar un instrumento, sin ningún género de duda es la motivación. Parece muy obvio pero vamos a darle alguna vuelta con ejemplos típicos y reales como la vida misma.

El gran mito: es mejor empezar con la guitarra clásica o española

¿Te suena? Desde luego en España, e intuyo que por influencia también en el mundo hispano en general, es la recomendación número uno. Incluso por gente que, dicho con todo el respeto, no ha cogido una guitarra en su vida: “lo mejor es empezar con una española y ya luego te pasas a la eléctrica”. En parte se puede entender, hay una gran tradición de guitarra clásica y española. Pero es del todo falso que sea mejor, incluso podría ser peor en algún caso extremo.

A los alumnos, o padres de alumnos, que acuden a mí con esta duda siempre les pregunto lo mismo, ¿qué quieres tocar? ¿Qué grupo o artista te ha inspirado hasta el punto de sentir que quieres aprender a tocar al guitarra? La respuesta será lo que determine qué tipo de guitarra deberías elegir.

Aquí es cuando hablamos de la motivación. Aprender a tocar la guitarra, como cualquier otro instrumento, es difícil, es muy exigente, demanda una cantidad incontables de horas de dedicación y, por mucho que sus frutos recompensen de sobra todo ese esfuerzo, si no existe la motivación adecuada lo más probable es que nos quedemos por el camino. El inicio en la guitarra, que podemos estar hablando perfectamente de meses, te pone a prueba y no todo el mundo es capaz de superarlo.

Retomando la motivación como piedra angular de ese inicio en la guitarra, ¿qué motivación puede tener un adolescente que quiere imitar a sus ídolos de rock y que aprende a tocar la guitarra con una clásica? Quizás, con suerte, descubra un nuevo mundo con la guitarra clásica, pero lo más probable es que no tenga la motivación suficiente para continuar demasiado tiempo si no llega la ansiada guitarra eléctrica.

¿Cómo va a sonar en la guitarra clásica el riff de “Smoke on the water”? ¿O el solo de “Bohemian Rhapsody”? El de “Beat it”, de Michael Jackson (la canción, no el solo), mejor ni lo intentamos… Plantear la guitarra clásica o española como una especie de preparación obligada para todo guitarrista es un error, corre el riesgo de convertirse en una auténtica penitencia.

Guitarras difentes, técnicas de guitarra diferentes

Este apartado es un apéndice perfectamente hilado al anterior punto. Si aún tenemos dudas sobre la falsedad del “gran mito” (que sea mejor empezar con la guitarra clásica o española), ahora le vamos a sumar un problema real: cada guitarra te pide una técnica que no siempre es común entre todos los tipos de guitarra. Esto significa que determinadas técnicas sólo las aprenderás como es debido con el tipo de guitarra adecuada.

Ejemplo sencillo: el vibrato y el bending. No es que sean técnicas que no se utilizan en la guitarra clásica, aunque definitivamente el bending no es demasiado habitual, pero la manera más común de hacerlo en la clásica es muy distinta de la manera de hacerlo en la eléctrica. Mientras que en la clásica suele ser un adorno suave, sutil, en la eléctrica (en el rock y derivados) es todo lo contrario: potencia, actitud, fuerza, etc. Por tanto podríamos encontrarnos que tras un aprendizaje obligado en la clásica, cuando nos pasamos a la eléctrica tenemos que empezar casi desde cero en algunos aspectos o peor aún: tenemos que reeducar algunas técnicas.

En resumen, si empezamos en el mundo de la guitarra buscando imitar un determinado sonido, un determinado estilo musical, lo apropiado es hacerlo con una guitarra acorde a dicho sonido y estilo musical. Lo más importante es disfrutar de la música mientras aprendemos, no es necesario pasar por “penitencia” de ningún tipo.

¿Cuánto me gasto en mi primera guitarra?

Una vez tenemos claro (¡espero!) qué tipo de guitarra queremos, llega la otra gran pregunta, ¿cuánto es recomendable invertir? La respuesta es compleja y subjetiva, pero mi primer consejo sería todo lo que puedas. Me explico.

Los acabados y el aprendizaje

Una guitarra con malos acabados, de mala calidad, puede suponer un auténtico calvario para el guitarrista principiante. Por mi experiencia, hay que prestar especial atención a las guitarras de tipo clásica y acústica. Esta última, la acústica, suele ser de todos los tipos de guitarra la más dura de tocar, entre otras cosas porque monta cuerdas metálicas de, generalmente, un grosor sensiblemente mayor que el de la eléctrica. Dicho de otra manera: hay que apretar más. Si la acústica es malilla, mucho más.

Otro caso que conozco de primera mano es el de las guitarras clásicas para niños pequeños, de entre 6 y 10 años. En estas edades muchos padres intentan gastar lo mínimo de lo mínimo (que es entendible, vaya por delante) en el instrumento por miedo a que lo dejen en poco tiempo. ¿Resultado? Guitarras muy baratas de construcción y acabados deficientes, lo cual se traduce en que para determinados niños sea casi imposible hacer sonar determinadas notas: se junta por un lado la poca fuerza, y nula técnica, del estudiante con la incomodidad que trae de serie su guitarra. El lector podrá intuir cómo afecta esto a todo lo comentado sobre la motivación.

La guitarra eléctrica, en el apartado de la dureza, es la que menos sufre esos malos acabados. Nunca he tenido una guitarra eléctrica en mis manos que sea de verdad incómoda de tocar, algo que sí he experimentando con la clásica y la acústica. La eléctrica también cuenta con la ventaja de ser muy ajustable. Esto no quiere decir que la calidad de la construcción y acabados en la guitarra eléctrica no sea importante, lo es pero en otros apartados: el sonido, la duración de las cuerdas afinadas, etc. Pero si lo limitamos todo a que “se deje tocar”, en la eléctrica cualquier “cosa con cuerdas” nos puede hacer el apaño si no contamos con demasiado presupuesto.

El mercado de segunda mano, ¡no lo desprecies!

No lo vamos a negar, si se puede a todos nos hace ilusión comprar algo nuevo. En algo con tanto significado como es “mi primera guitarra” es entendible que la gran mayoría quiera estrenar su instrumento, pero si se logra pasar por encima este sentimiento irracional el mercado de segunda mano es extremadamente interesante:

  • El punto más obvio: es más barato. A igual presupuesto podrás hacerte con un instrumento mejor, o podrás hacerte con el instrumento que buscabas a menor precio.
  • Un punto menos obvio: si tienes ese miedo de gastarte un dinero en algo que quizás acabes dejando, las guitarras de segunda mano conservan muy bien su valor. Si compras de segunda mano y necesitas venderla en el futuro, probablemente recuperarás casi toda la inversión. En algunas marcas incluso podrías sacarle rendimiento.

El mercado de segunda mano también es interesante tenerlo en cuenta aunque compres una guitarra nueva: cuanto mejor sea, más conocida sea su marca, más porcentaje de retorno conseguirás en caso de tener que venderla.

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